Cunningham reside en su estilo absolutamente original e inconfundible. Partiendo en unas referencias cinematograficas y literarias muy reconocibles (Blade Runner, Cronenberg, Lynch), plasma de manera muy personal toda una serie de obsesiones temáticas y pásticas en sus trabajos: atmósferas gélidad, paisajes urbanos opresivos, colores fríos y formas industriales al servicio de historias que bordean la iconografía de la ciencia ficción y el cine fantástico.
Cunnigham se aparta de la idea del videoclip como un anuncio para vender un disco, y plantea sus obras como una simbiosis entre el trabajo de dos creadores, músico y realizador.
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