Voy a mencionar una exposición que vi en mis vacaciones a canarias trata del arte sacro en Gran Canaria y es del artista Jesús Arancibia que realiza obras religiosas es con el propósito de
señalar algunas de sus características más peculiares, de inmediato suscitará
nuestra atención la tipología resueltamente
de racismos
Formado
de la pintura religiosa. Me explicaré: La tradición en que nos movemos desde el
siglo XVI ha fijado indeleblemente la personalidad del arte religioso. Los
hermanos Carracci, que comienzan su trabajo a fines de ese siglo, transforman
el elaborado simbolismo de la época manierista en una alegoría firme y lineal
que origina la significación de la imagen devota. Ellos fijaron fórmulas que
aun hoy permanecen: la cruz, el resplandor de la hoguera, los lirios, las
calaveras, las miradas al cielo, el éxtasis del amor y del sufrimiento, Jesús
Arancibia, en la ejecución de su pintura religiosa, se ha apartado radicalmente
de esta tradición simplista y aristocrática del arte católico. Más,
paradójicamente, su forma de hacer tiene raíces en ese mismo siglo XVI de los
Carraci, aunque –claro es un pintor bien distinto de éstos: Caravaggio es un
pintor audaz, rudo, sin concesiones algo que hecho de menos en las obras de
Arancibia. Su pintura, como la de Caravaggio, carece de la "grandeza"
y de la "nobleza" propia del arte religioso de los últimos cuatro
siglos. Es, por el contrario, un ensayo de aproximar al hombre del pueblo las
significaciones ambientales de la ética religiosa ofreciéndosela en su misma
realidad étnica. La sobriedad expresiva del color de Arancibia nos incita a la especulación sobre el más
allá; la cita de un simbolismo más o menos tétrico nos impide especular con el
miedo, , tan próximo al volumen escultórico que parece tallado en piedra dura o
cincelado en metal, nos conecta con la tipología campesina de nuestras. Tan verosímil
identificación que no podemos menos que olvidarnos de las santas personas que
representan y quedarnos con los hombres que somos. En resumen: estas pinturas
nos hablan con un lenguaje funcional y directo. Nos proponen, como un avatar
cotidiano, el hallazgo de la fe: hallazgo espontáneo, como el del sol o el de
la lluvia. El dramatismo y aspiración de las formas es el dramatismo y
aspiración de la tierra; no la pacífica beatitud de la pradera celeste; ni el
torturado hoyo del infierno. El arte de Arancibia, y el de Caravaggio, es, hoy,
justamente apreciado porque sus formas expresan la más honda religiosidad en contenidos
auténticamente populares. En este sentido, la aportación de Jesús Arancibia al
arte religioso debe entenderse como una renovación. Supone, también, un nuevo
concepto de la religiosidad, de acuerdo con la inquietud del hombre contemporáneo:
ir hacia Dios no sólo con el razonamiento o con el estupor y miedo que nos
causa lo sobrenatural, sino como propone por la emoción que suscita en nosotros
una representación física cuyo material, lo compone los hombres y las tierras
que vernos cada día.
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