jueves, 5 de diciembre de 2013

ESCULTOR ALBERTO BAÑUELOS

 Recurre a cantos rodados y los parte, los inclina, los desplaza, los rehace… “Es como reinventar la vida una y otra vez. Jacques Derrida hablaba de ello. Yo deshago las piedras y hago algo diferente con ellas. La vida es eso, establecer una nueva mirada sobre algo ya existente”, señala el artista y sigue reflexionando sobre lo que se oculta tras las cosas rotas, sobre lo que cambia, se transforma o fluye. Hay algo de filosofía oriental en sus palabras. Su técnica es como cortar una fruta en pedazos o como abrir una puerta y dejar que aparezca su alma. Es lo mismo que sucede cuando las piedras, cerradas durante miles de años, se cortan y debajo aparecen otras formas, otros colores. “El elemento sorpresa es fundamental y  reconozce que siempre me le ha gustado jugar. El artista nunca abandona la infancia.” El inicio del nuevo milenio trae consigo exposiciones en galerías españolas como la Raquel Ponce (Madrid) o en instituciones como el Museo de Arte Contemporáneo Ateneo de Yucatán o la Embajada de España en México.





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